A veces, me siento sola…
a veces… el tiempo se detiene y me juzga…
Quizá le digo siempre
excusas, pero siempre termina juzgándome con ese silencio impaciente,
intranquilo…
A veces, las horas pasan
tan lento que puedo escuchar su respiración, las agujas del reloj meditabundas,
caen en picada…
A veces, siento que, no
tengo más camino que una estrecha línea, que golpea, que cae encima de mí. Es
extraño cómo muchos permanecen amando a través del tiempo y cómo otros, pueden
también olvidar, a través del tiempo.
A veces, siento que el
tiempo no ha pasado, que seguimos siendo los mismos, pero me doy cuenta
después, de que soy yo quien a sí misma se miente…
Cuento estrellas, cuento
lunares, cuento sombras, para caer siempre en el mismo resultado…
Cuento millones de
pensamientos, miles de palabras, cientos de ideas, de suspiros. Pero nada es lo
mismo de antes…
A veces repudio las cosas
que se viven y a veces las olvido y a veces, como hoy las recuerdo tan fuerte
que duele… y es como si callera en una prisión de recuerdos innumerables, palabras
estupendas, palabras de muerte…
Salto de un peñasco para
darme cuenta, de que aún me quedan muchos más para saltar, quisiera que no
hubiese memoria… para no recordar, para no sentir…
Recordar los besos, las
palabras dichas, las caricias brindadas, los sueños compartidos… es como si
todo cayese sobre ti y aplastara, –las de por sí–, cansadas ganas de vivir.
Sentirse sola, agobiada,
entre ratos es bueno. Entre ratos es malo.
Merezco algunas cosas, y
en parte otras no. Pero comprendo que todo, todo lo que sucede es por la
voluntad de un Dios.
A veces siento que soy un
minúsculo grano de arena, una hormiga ambulante, una mariposa en blanco y
negro, un tatuaje sin tinta… y un lunar sin cuerpo…
Pero después de todo…
¿qué es la vida? Es un instante, y por eso, vale la pena seguir viviendo aún…
Maravillosa tarde, besos
místicos de mariposa…