jueves, 22 de diciembre de 2011

A veces...


A veces, me siento sola… a veces… el tiempo se detiene y me juzga…
Quizá le digo siempre excusas, pero siempre termina juzgándome con ese silencio impaciente, intranquilo…

A veces, las horas pasan tan lento que puedo escuchar su respiración, las agujas del reloj meditabundas, caen en picada…

A veces, siento que, no tengo más camino que una estrecha línea, que golpea, que cae encima de mí. Es extraño cómo muchos permanecen amando a través del tiempo y cómo otros, pueden también olvidar, a través del tiempo.

A veces, siento que el tiempo no ha pasado, que seguimos siendo los mismos, pero me doy cuenta después, de que soy yo quien a sí misma se miente…

Cuento estrellas, cuento lunares, cuento sombras, para caer siempre en el mismo resultado…
Cuento millones de pensamientos, miles de palabras, cientos de ideas, de suspiros. Pero nada es lo mismo de antes…
 
A veces repudio las cosas que se viven y a veces las olvido y a veces, como hoy las recuerdo tan fuerte que duele… y es como si callera en una prisión de recuerdos innumerables, palabras estupendas, palabras de muerte…

Salto de un peñasco para darme cuenta, de que aún me quedan muchos más para saltar, quisiera que no hubiese memoria… para no recordar, para no sentir…


Recordar los besos, las palabras dichas, las caricias brindadas, los sueños compartidos… es como si todo cayese sobre ti y aplastara, –las de por sí–, cansadas ganas de vivir.

Sentirse sola, agobiada, entre ratos es bueno. Entre ratos es malo.
Merezco algunas cosas, y en parte otras no. Pero comprendo que todo, todo lo que sucede es por la voluntad de un Dios.

A veces siento que soy un minúsculo grano de arena, una hormiga ambulante, una mariposa en blanco y negro, un tatuaje sin tinta… y un lunar sin cuerpo…


Pero después de todo… ¿qué es la vida? Es un instante, y por eso, vale la pena seguir viviendo aún…



Maravillosa tarde, besos místicos de mariposa…

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